Crisis y Nacimientos


Dirigida por Julián A. Gallego

 

Si toda lectura del pasado se hace desde un presente, o mejor sería decir desde una situación que nos condiciona pero sobre la que, a su vez, podemos operar, y si esa situación es concebida como mutable, la pregunta por el pasado histórico debe entonces asumir que las situaciones están sometidas a “crisis” y que son, por ende, efectos de “nacimientos”.

Este planteo sobre la ocurrencia de una mutación y la posible creación de un nuevo orden social, o sobre el nacimiento como modo de poner en crisis un ordenamiento aún vigente, es un problema que tiene en la historiografía de José Luis Romero un punto de anclaje esencial, quien consecuente con su postura sobre la vida histórica le preguntaba al pasado para poder tener una imagen en función de la cual pensar el futuro.

Inscribir esta colección dentro de esta perspectiva supone asumir que la historia implica, ante todo, un modo de pensamiento de las situaciones que se traman a partir de crisis y nacimientos. En esta orientación, el problema del cambio histórico es decisivo. El cambio supone, al menos, dos perspectivas no necesariamente excluyentes (aunque pueden pensarse otras, por supuesto): una alteración del orden previo, es decir, una situación abierta desde una crisis, desde una ruptura o desde una creación, que habilite así un nacimiento, o bien la emergencia de una condición nueva que transforme la situación existente.

Y aquí aparece la importancia del investigador si es capaz de pensar entre las líneas de continuidad lo nuevo que nace. Ciertamente, el papel del estudioso no es la orientación de acciones concretas sino que su función consiste en postular un sentido para las acciones, las fuerzas, los destinos posibles: reinstalar la posibilidad y la imposibilidad como condiciones del cambio. Si de lo que se trata es de la emergencia de lo nuevo y de la transformación de lo viejo –el nacimiento como el desorden de lo dado y como nuevo ordenamiento cuyo porvenir es su historia–, el cambio debe entonces articularse y estructurarse en función de esa contingencia.

Todo esto supone interrogarse también por la situación desde la cual se le pregunta al pasado así como por la concepción teórica de cada estudioso a partir de la cual se estructuran y organizan con determinado sentido las preguntas que le hace al pasado de acuerdo con su presente.

Esta colección pretende asumir el conjunto de cuestiones enumeradas en el marco de análisis múltiples y diversos que tengan por objeto crisis y nacimientos concretos producidos a partir de transformaciones, mutaciones, irrupciones, emergencias, rupturas, innovaciones, creaciones, invenciones, revoluciones, etc., tanto en las formas de hacer cuanto en las maneras de creer, tanto en las situaciones prácticas cuanto en las representaciones simbólicas. En función de todo esto, los trabajos de esta colección no sólo estudian situaciones concretas sino que también tratan de plantear y definir teóricamente los conceptos centrales que utilizan para dar cuenta de las mismas, según la perspectiva específica que cada historiador adopta para plantearse el problema decisivo del cambio histórico.

Si en alguna medida los libros de esta colección se presentan bajo la forma del ensayo, provistos ocasionalmente de las referencias eruditas y el aparato crítico indispensable, ello se debe a que, por un lado, apuntan a un amplio público de lectores interesados en los problemas históricos, y, por el otro, están escritos por historiadores especializados en los temas sobre los que escriben. La posible inclusión de breves orientaciones bibliográficas implica, precisamente, una invitación a adentrarse en lecturas que profundicen los problemas que resulten de interés para los lectores. Estos son, pues, los objetivos fundamentales que esta colección se propone.

 

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